Mi piel no olvida
el fuego de tu boca:
ese aliento entrecortado
de las palabras.
Pensamiento escuálido
de un feliz final,
batalla del amor y el olvido,
que no tiene tregua.
Ahora que estás sin estar
soy un manojo inverosimil
unicornio que galopa al
viento,
duende sin tesoro.